Tras cruzar la puerta de vidrio del edificio de Pío Nono 5, aparece la imagen de Jim Morrison junto a la recepción de mármol que acoge a los huéspedes. Al subir las escaleras, emergen otros cuadros con las figuras de Elvis Presley y Andy Warhol. Estos íconos del rock y la cultura pop son un adelanto del diseño y ambientación del H Rado, hostal temático que recibe hace dos meses a los turistas justo a la entrada del barrio Bellavista.
«Existen dos tipos de hostales: los para mochileros, que quieren gastar lo mínimo, y otros, como éste, con una intención estética», agrega Pablo Rado, dueño del lugar.
La arquitectura, el diseño y la decoración de H Rado estuvo a cargo de Taller Siete, de los arquitectos Cristián Ríos y Mauricio Pichara, los mismos que proyectaron el hotel boutique Lastarria y el hostal Forestal.
Es un edificio de 1.000 m2 con cuatro pisos. En el primero, se ubica un zócalo con locales comerciales y el restaurante Bellavista Sandwich Club, que desplegó su carta en diciembre de 2011.
«El restaurante también tiene una temática pop, pero más local: con murales al estilo de la Lira Popular, fotografías de calles y postales de la ciudad. Pese a que está abierto a todo público, es también el comedor de los huéspedes», agrega Rado.
Sus 14 habitaciones -cuyos números están diseñados como letreros de carreteras estadounidenses- se dividen en piezas privadas y colectivas para tres, cuatro, seis y ocho personas.
El segundo piso es el más rockero y ahí el cliente se puede hospedar en los cuartos dedicados a Roger Waters, Jimmy Hendrix, Los Ramones, Los Beatles y Elvis. El tercero está asociado a Warhol, con tapices sicodélicos en los muros y cuadros estilo Lichtenstein en los pasillos. Imágenes de Marilyn Monroe y Madonna aparecen en todas las pinturas sobre las cabeceras de las camas.
Por último, el cuarto piso es el lounge, el área común y cocina de los huéspedes, con lámparas y sillas futuristas al estilo de Verner Panton, diseñador danés considerado como uno de los más influyentes del siglo XX.
La terraza, de 130 m2, tiene vista panorámica hacia el cerro San Cristóbal, los rascacielos de Sanhattan y el Parque Forestal. «Cuando me preguntan qué visitar primero en Santiago, los llevo a esta terraza y les explico dónde ir», dice el propietario del hostal.
Según el dueño, ha existido preocupación por convertir el edificio en un lugar sustentable, con luces LED de bajo consumo y calderas que ahorran un 30% de energía, además de termopaneles para aislar la temperatura.
Ecos musicales
Si bien uno de los edificios del hostal era un apart-hotel abandonado, en el otro se ubicó la academia de ballet de Andrée Haas, pionera de la danza moderna chilena que participó en la fundación del primer cuerpo de ballet de Santiago en 1945.
«Adentro el lugar llevaba deshabitado muchos años. Encontramos periódicos y revistas National Geographic de los años 50. El lugar parecía un Humberstone abandonado», dice Cristián Ríos, uno de los arquitectos.
La habilitación del hostal fue una tarea ardua de poco más de un año. La refacción y el transporte de escombros también fue complejo dentro de un barrio concurrido. Se restauraron los edificios número 5 y 9 de calle Pío Nono con más de 70 años de antigüedad y fueron unidos en una sola dependencia. «En primer lugar, ambos edificios tenían una nivelación distinta. El segundo piso no estaba a la misma altura en uno y en otro. Para eso, el pasillo tiene unas rampas que muchos las encuentran bien simpáticas, pero la verdad es que fue una solución a este obstáculo», agrega.
El proyecto busca mantener la escala del barrio, sin invadir el entorno. Asimismo, este aporte a la identidad del sector atrae a los turistas extranjeros entre 20 y 35 años que van al Patio Bellavista y quieren un hospedaje con onda.
«Para Lollapalooza tuvimos todas las habitaciones llenas. A todos les llama la atención la decoración. La recuerdan y pasan el dato del hostal del rock de Bellavista», remata su dueño.